PARA ESTAR ENTRE AMIGOS

2012

Entrega  de los XIII

“Premios Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano a la Cultura y la Historia”

a las CORTES GENERALES DE ESPAÑA,

al PARLAMENTO EUROPEO

y a la NUNCIATURA APOSTÓLICA en ESPAÑA.

Los actos de este año comenzaron ya el día 5 por la tarde con la llegada de los premiados. Al ser un año especial quisimos, desde el día anterior al 6 de septiembre cuando se cumplen realmente los 500 años, que nuestros premiados e invitados pudieran disfrutar de las bondades de nuestra ciudad. Así, la visita comenzaba a las 18.45 horas en el hotel boutique Albariza**** en calle Bolsa 65, donde nos habíamos citado con todos ellos.
Pudimos contar con la presencia de la presidenta del Congreso de los Diputados Excma. Sra. Dª Meritchel Batet, con el Vicepresidente del parlamento europeo el portugués Excmo. Sr. Pedro Silva Pereira que eran dos de los premiados pues el tercer premiado, que era la Iglesia Católica y que iba a estar representada por el Nuncio de Su Santidad en España, no llegaría hasta el día siguiente por problemas de agenda.
También nos encontraríamos allí con una embajada italiana encabezada por el Excmo. Sr. presidente del Parlamento del Véneto D. Roberto Chiambetti, una representante de la Comune di Vicença, ciudad natal de Antonio Pigafetta y Antonio Franzina, responsable de comunicación de aquella región.
Por la parte portuguesa se incorporaría posteriormente el presidente de la Comisión Nacional portuguesa del V centenario Sr. D. José Manuel Marques Carvalho.
De la misma manera, distintos miembros de sus respectivos equipos nos acompañaron a las diferentes visitas realizadas, a saber:
Sobre las 19.00 horas fuimos recibidos por la presidenta del Patronato de la Fundación Casa de Medina Sidonia y por el presidente de su comisión asesora en el Palacio Ducal, donde nuestros invitados pudieron ver y conocer el extraordinario legado que la Duquesa Dª Isabel Álvarez de Toledo dejó en esta ciudad para disfrute de toda la humanidad. Tras la visita a distintas dependencias del palacio, nos dirigimos por la cuesta de Belén hacia el centro de la ciudad y de allí a la Iglesia de Santo Domingo donde seríamos recibidos por distintos representantes y responsable de la misma que gentilmente nos contaron y enseñaron los secretos y tesoros que guarda aquella iglesia.
Poco después y anexo a la misma iglesia, visitamos Bodegas Argüeso que este año cumplen 200 años y su anfitrión y propietario D. Francisco Yuste, nos atendió gustosamente y pudimos catar algunos de sus afamados vinos. Tras una cena-cóctel regresamos al hotel para que descansaran hasta el día siguiente.
El día 6 se incorporaba a la expedición el vicepresidente del Congreso de los Diputados el Excmo. Sr. Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, la europarlamentaria Dª Lina Gálvez y el esperado Nuncio del Papa Excmo. y Reverendísimo Mons. Bernardito Cleopas.
La recepción, esta vez, fue en la sede del Círculo de artesanos en calle San Juan, 11  donde fueron agasajados con un desayuno y una visita a sus instalaciones que fueron muy apreciadas por los visitantes. Fueron atendidos no solo por los miembros de la Junta directiva, sino además, por un grupito de mujeres ataviadas con ropas de la época que dieron color y luz a aquella reunión tan distinguida.
Una vez visitada la instalación y firmado en el libro de honor del Círculo, salimos dirección a los azulejos que la entidad ha plasmado en la pared izquierda de la biblioteca pública que fueron admirados por todos y proseguimos camino del CIMA donde una visita rápida, por problemas de tiempo, nos permitió incluso hacernos algunas fotos en las Covachas.
Seguimos hacia arriba y ya en el Ayuntamiento de la ciudad fuimos recibidos por el Tte. de Alcalde y una concejala que tras unas palabras les invitó a firmar en el libro de honor de la Circunnavegación.
A partir de ese instante, la comitiva se unió a la procesión civil de la época, encabezada por los 18 marineros que representaban a aquellos de hace 500 años y todos juntos, escoltados por tambores y soldados y por parte del pueblo, niños y mayores vestidos del siglo XVI, nos dirigimos al Monumento de la Circunnavegación de la calle Escuelas. Allí se incorporaron autoridades como el Subdelegado del Gobierno, la Delegada del Gobierno en Cádiz, diputados provinciales, parlamentarios, etc. Incluyendo una delegación de más de 40 personas que venían de Cueto, Santander, de donde era originario uno de los marineros que arribaría a Sanlúcar junto a Elcano.
En el monumento se hizo la lectura de bienvenida de los marinos y luego, los premiados junto con el presidente del Círculo de artesanos, depositaron una hermosa corona de laurel en honor a los mismos.
De allí, se partió hasta la Bodega Los Ángeles donde se llevaron a cabo los actos de entrega de premios propiamente dicho, así y tras la lectura del discurso del presidente del Círculo, la interpretación del himno de la Circunnavegación por parte del Coro de La Caridad y la intervención con música de época del cantautor montañés Chema Puente, se procedió a entregar los premios.
El primero fue recibido por Monseñor Bernardito Cleopas y fue entregado por la miembro de la junta directiva Pilar González, posteriormente el premiado, hablando en perfecto castellano, pues es natural de Filipinas, agradecería el detalle.
Luego, el Sr. Secretario daría lectura a los merecimientos del parlamento europeo y subiría el Vicepresidente Sr. Pedro Silva Pereira a recogerlo cuando el vicepresidente del Círculo Antonio Reyes se lo ofrecía. También correspondiendo, daría las gracias en portugués que todo el mundo entendió por la dicción clara y sencilla del Sr. Silva Pereira.
Por último, el premio más especial era el que iba destinado a todos los pueblos de España, a todos aquellos que participaron en la expedición y que prácticamente eran de todas las procedencias españolas, por ello el presidente del Círculo, Enrique J. Román, entregó al vicepresidente del Congreso de los Diputados Sr. Rodríguez Gómez de Celis el especiero elaborado por un artesano sanluqueño que se ha convertido ya en objeto de reconocido prestigio por haber recorrido después de todos estos años, cuatro continentes. El Sr. Gómez de Celis intervino para agradecer y animar al Círculo de artesanos a que siga en esta trayectoria de implicación social donde la sociedad civil tiene mucho que decir.
Finalmente el acto quedaría cerrado por el Tte. Alcalde Sr. Lobato que en nombre de la Corporación municipal agradeció todo el esfuerzo que el Círculo ha venido realizando durante estos 13 años de Premios.
El himno de España cerraría definitivamente el acto.
Luego, ya de manera más informal y distendida, la mayoría de los allí presente se dirigieron a celebrar todo ello en un restaurante conocido de la famosa zona de Bajo de Guía donde poco a poco, cada uno fue despidiéndose según los horarios que sus conexiones de vuelta le permitían.
Digno de mención es decir que a los postres se incorporó de nuevo la Sra. Presidenta del Congreso que venía de la recepción con el Rey que la Armada española había organizado y que no queriéndose perder conexión con los socios del Círculo, tuvo a bien regresar y poder hacerse unas fotos con todos aquellos que se lo solicitaron.

 

Discurso del Presidente del Círculo de Artesanos

Hoy, 6 de septiembre de 2022,… 500 años después.

Dice la letra de una habanera: Quinientos años ha,… la nao Victoria fue, la que cantó en el mar la gloria de volver. Quinientos años ha,… la historia en un papel, la que escribió al llegar El Cano en su bajel. Fue en Sanlúcar,… Hermosa letra que hace honor a la historia vivida aquí. Hoy, justamente hoy, hace 500 años que el mundo se hizo más pequeño. Podríamos hacer un pequeño ejercicio de traslación en el tiempo e imaginarnos la Sanlúcar de esos momentos. ¿Y sus calles? ¿Cómo estarían sus calles? Este pueblo que tan acogedor como siempre ha sido, tan universal, tan apasionado ¿cómo habría respondido a esos recién llegados? ¿Qué pensarían las madres de los tres sanluqueños que se enrolaron? ¿Serían ellas las primeras en conocer el destino de sus hijos por las propias voces de los ahora héroes? Pues las calles estarían llenas de gentes: enjambres de hombres, mozos, dueñas y doncellas se habrían ya apiñado y acomodado en las mismas. Habría gentes en los tejados, en las azoteas y en las ventanas. Llegarían desde los arrabales y las puertas de Rota, Jerez, Sevilla y la del Mar. El ambiente sería de fiesta, de alborozo y la chiquillería subiría y bajaría por las calles gritando y anunciando la llegada de los marinos. Amén de Pedro Carrillo, el Corregidor de la Villa o Juan de Esquivel, Alcalde Mayor o incluso Juan Díaz de Gibraleón otro prohombre de la ciudad; vendrían paseando, lentamente y desde luego algo aturdidos, agotados e incluso desconcertados por el ambiente creado, Juan Sebastián del Cano, Miguel de Rodas, Francisco Albo o Hernando de Bustamante; Hans de Aquisgrán, el lombardero, Antonio Pigafetta, el cronista, el mismísimo Martín de Yudícibus o el joven Juan de Santander. Impresiona solo pensarlo ¿verdad?. Emociona, mejor dicho. Excmo. Sr. Vicepresidente del Congreso de los Diputados, Excmo. Sr. Vicepresidente del Parlamento europeo, Excmo. y Reverendísimo Nuncio del Papa en España, demás autoridades civiles y militares enunciadas antes por nuestro secretario, amigos, ciudadanos y socios del Círculo que hoy nos acompañáis: ¡Buenas tardes y bienvenidos! Durante trece años nos hemos metido en la piel de aquellos que fraguaron la epopeya más grande de la historia del hombre. Durante todos estos años hemos ido conociendo uno a uno a todos aquellos personajes, a todos aquellos protagonistas de ese hecho incontestable que fue la primera vuelta alrededor del mundo. Hemos sufrido con ellos, hemos conocido sus preocupaciones y sus fantasías incluso, hemos desentrañado sus ambiciones, sus temores y sus padecimientos, y nos hemos dejado engullir por los hechos acontecidos. Ciertamente cumplimos la decimotercera edición de estos Premios, el acto oficial más antiguo de los que se celebran en España y a pesar de las dificultades que hemos tenido que superar durante todo este tiempo, nunca hemos “fallado” en festejarlo precisamente en este día y solo y justo en este día, que debería pasar a la historia de nuestra ciudad convirtiéndose en un día festivo, pues con toda seguridad no hay en ninguna parte del mundo una ciudad que se pueda distinguir por tan excelso acontecimiento que cambió la historia del mundo. Crear un acto como este es bien sencillo, incluso diría que poco original, si, lo acepto, pero lo difícil no era crearlo, era sostenerlo. Era ir añadiendo “palitos y palitos” cada año, manteniéndolo durante 13 años ininterrumpidamente con crisis y pandemias de por medio; con mucho esfuerzo y mucha dedicación no solo de nuestros socios, sino de multitud de amigos que han colaborado durante todo este tiempo. Por eso, permítanme que en este punto, agradezca muy especialmente a todos aquellos socios y socias que han hecho posible que lleguemos hasta aquí, de verdad, me siento enormemente orgulloso de ellos y sirvan estas palabras para brindarles mi pequeño homenaje de agradecimiento. No ha sido sencillo llegar hasta aquí y además nos hubiera gustado poder celebrar todo ello de otra manera, de una manera que hubiera estado a la altura del hecho que conmemoramos. Creo que no nos hemos dado cuenta de ello, y también creo que ya lo estamos lamentando. Tristemente, la historia se repite. Hace un siglo, con el ánimo de celebrar los 400 años de este acontecimiento, el ilustre registrador de la propiedad, Genaro Cavestany lo intentó durante años con denuedo y corazón, pero tuvo poco éxito, tan solo consiguió que a una calle le pusieran el nombre de Juan Sebastián Elcano y a la que los sanluqueños seguimos llamándola como en su origen: calle Ganado. Pues bien, este señor se fue de Sanlúcar con decepción y dolor y se cuenta la anécdota de que cuando estaba en la salida del pueblo mandó parar su coche y se sacudió la tierra de los zapatos comentando que no quería llevarse nada de este lugar. Nosotros, el Círculo, no se va a ir, su historia de casi 120 años se lo impide, pero es verdad que cuando miramos atrás vemos que solo va a quedar de este V centenario, lo que un par de humildes entidades locales han conseguido con su trabajo y dedicación. Siempre quisimos lo mejor para Sanlúcar y para esta efeméride y por ello no nos faltaron las fuerzas, aunque es cierto, hubo momentos de desfallecimiento que solo la admiración por los protagonistas de la hazaña nos hacía levantarnos como ellos hicieron durante la larga travesía de tres años en la que pudieron ver y sufrir de todo pero siempre con el espíritu de la responsabilidad, la dignidad y el compromiso. Pero centrémonos propiamente en este día. En lo que significa para todos los sanluqueños, y por ello, aquí hoy, nuestros galardonados resumen la representatividad, el ejemplo y la trascendencia de aquella gesta. Nos cuenta Antonio Pigafetta en la introducción de su famoso texto sobre el viaje, lo siguiente: “Como son muchos los curiosos, Ilustrísimo y Excelentísimo Señor, que no se contentan sólo con saber y entender las grandes y admirables cosas que Dios me ha concedido ver o sufrir en la mi luego escrita, larga y peligrosa navegación, sino que quieren conocer aún los medios y modos y caminos porque conseguí solventarla --no prestando aquella fe absoluta al éxito sin certidumbre muy declarada de su ruta--, por tanto, sabrá Vuestra Señoría Ilustrísima que, topándome en el año de la Natividad de Nuestro Salvador de 1519, en España, en la corte del Serenísimo Rey de Romanos, con el reverendo Monseñor Francesco Chieregato, a la sazón protonotario apostólico y orador de la santa memoria del Papa León X, y habiéndome sobrado a mí las noticias, a través de muchos libros leídos y diversas personas que con su Señoría solían platicar de las grandes y estupendas cosas del Mar Océano, determiné, con amable licencia de la Majestad cesárea, y del antepuesto mi señor, de experimentar el ir en busca de tales cosas: así pudiesen proporcionarme a mí mismo satisfacción y me alumbraran también renombre en la posteridad”. Aquí podemos ver la participación y el protagonismo de la Iglesia Católica en el proyecto que se estaba gestando. Hay que tener en cuenta que tanto Portugal como España, potencias mundiales de la navegación en aquellos instantes, se habían convertido para el Papa y la Iglesia en los mejores embajadores que pudiera haber: ambos países llevaron el catolicismo a tierras insospechadas y esta expedición especialmente abrió el paso a que Filipinas fuera lo que hoy representa para el cristianismo en Asia, aunque no fue la expedición de Magallanes-Elcano la que evangelizó la región – sería años más tarde con Legazpi- si fue precisamente el dominico Pedro de Valderrama, que ejercía como capellán en la nao Trinidad, quien fue el primero en bautizar en Cebú a su cacique, Humabon, a su esposa y luego a todo su pueblo, según nos cuenta Pigafetta: “El Capitán dijo que se había vestido de blanco para demostrar su sincera amistad, y respondieron que no tenían palabras para contestar. Después tomó al rey de la mano y le condujo al estrado para bautizarlo. Al rey, que se llamaba rajá Humabon, se le puso el nombre de Carlos, por el emperador; el príncipe se llamaría Fernando, como el hermano del emperador; el rey de Massana, Juan; uno de los principales también Fernando, por nuestro capitán; y el moro, Cristóbal; los demás recibieron diversos nombres. Fueron bautizados quinientos hombres… Después del almuerzo volvimos a tierra a desembarcar el cura y otros, para bautizar a la reina, la cual apareció con cuarenta damas. Condujímosla sobre la tribuna, haciéndola sentarse sobre un cojín y alrededor las demás, hasta que el sacerdote se revistió. Mostrámosle una imagen de Nuestra Señora, un precioso Niño Jesús de talla y un crucifijo, ante todo lo cual le vino gran contrición y pidió el bautismo con lágrimas. La llamamos Juana, como a la madre del emperador, a su hija mujer del príncipe, Catalina, a la reina de Massana, Isabel y su nombre correspondiente a las demás. Ochocientas almas se bautizaron, entre hombres, mujeres y niños. La reina era joven y hermosa, cubierta enteramente por un lienzo blanco y negro; llevaba rojísimas la boca y las uñas y un sombrero grande de hojas de palma --amplio, como quitasol--, con corona alrededor, según las tiaras papales, que a ninguna parte va sin ella. Nos pidió el Niño Jesús, para colocarlo en el puesto de sus ídolos y se marchó al atardecer… Antes de los ocho días quedaron bautizados todos los de aquella isla y algunos de las otras.” Me conmueve la historia, me conmueven las vivencias y experiencias que estos hombres tuvieron que pasar,.. pero más aún me conmueve como personas de tan diferentes procedencias pudieran hacer de la misión encomendada una meta única y de compañerismo. ¿Cuántos idiomas podrían haberse llegado a hablar en esos barcos? Y aun así, mantuvieron el espíritu de la aventura y del deber. Nunca antes se había fraguado una expedición como esta. Nunca antes se habían reunido a tantos valientes de procedencias tan diversas. Nunca antes se había tenido un sentido tan europeísta de una empresa como hasta ahora y nos remitimos a la participación en la misma de: españoles, portugueses, alemanes, ingleses, chipriotas, franceses, griegos, italianos, irlandeses, belgas, holandeses,… hasta un albanés, que precisamente, fue el primero en morir. La armonía y la conjunción que actualmente trata de reinar en Europa ya la habían consolidado estos marinos integrándose en la expedición más audaz y compleja de la historia hasta entonces, que además, triunfaría y crearía unos lazos difíciles de doblegar. Las historias personales, las intrahistorias, los caprichos del destino, las creencias de cada cual, las orientaciones sexuales, los padecimientos, las controversias internas, las envidias y los celos, la juventud y la experiencia, la solidaridad,… todo ello se unía en un perfecto coctel en cada una de esas frágiles naos. Todo ello sobreviviría siglos después. Se cuentan los casos de los que no pudieron embarcar en la expedición por haberse pasado por castellanos siendo portugueses y habiendo sido descubiertos; los que desertaron voluntaria o involuntariamente en algún momento del viaje; a los que se ejecutaron por unos u otros motivos; los que eran macedonios pero de familias italianas y que estaban naturalizados en España; los que fueron ascendiendo en su protagonismo al demostrar una enorme y arrolladora personalidad y destreza como el propio Elcano, como Gonzalo Gómez de Espinosa o como León Pancaldo que de simple marino llegó a terminar su periplo como piloto. ¡Todos héroes! La lealtad, el honor, la fidelidad,… palabras enormes que practicaron estos aventureros que llegaron a crear tremendos lazos entre ellos sin importar su origen o su cargo. Es preciosa la escena en la que se separan las dos naos que quedaban, la Victoria y la Trinidad: “El sábado 21 de diciembre, Santo Tomás, subió a nuestra nave el rey, consignándonos los dos pilotos que habíamos pagado para que nos condujeran hasta el final de estas islas. Y díjonos ser entonces tiempo propio para partir. Pero por aguardar las cartas que escribían para España los que se quedaron, no salimos hasta el mediodía. Llegada la hora, despidiéronse las naos entre sí con salvas a discrección, y parecían quejarse, con aquel su adiós último... Acompañáronnos un trecho los que se quedaron en sus lanchas y, al fin, tras muchas lágrimas y abrazos, nos fuimos”. La mayoría ya no se encontraría con los otros nunca más. Pero si la participación europea fue extraordinaria, también la participación de los pueblos de España fue extensa e incluso curiosa por la procedencia de algunos de ellos que precisamente no son pueblos muy marineros: andaluces, vascos, castellanoleoneses, manchegos, madrileños, cántabros, asturianos, extremeños, canarios, aragoneses, murcianos, navarros, gallegos,… o incluso un mallorquín, que por cierto también estaría paseando por nuestra calles pues fue uno de los dieciocho afortunados y al que paradójicamente se le conocía por el nombre Juan Rodríguez, de Huelva. Hombres audaces e historias imposibles las que se cuentan y contaron de ellos. Además, a algunos ni siquiera les bastó esta terrible experiencia marinera y tras su regreso y un mínimo de recuperación, volvieron a embarcarse. El propio Elcano, que en 1.525 volvió a intentar un segundo viaje y al que le acompañaban varios de los expedicionarios anteriores, aunque encontró su destino final en el Pacífico. O más aún, el caso del jerezano y vecino de Palos, Ginés de Mafra que culminó la primera vuelta al mundo años después que Elcano puesto que estuvo preso durante un tiempo y que posteriormente se convertiría en el primer hombre en la historia que completaría dos vueltas al mundo. ¡Historias de hombres inigualables! Emocionantes historias ¿no creen? Emocionante y sorprendente fue todo lo que hicieron y por eso cada 6 de septiembre, desde aquí, desde este estrado, el Círculo de artesanos le habla al mundo para decirle que no se olviden de estas historias, de estos hombres, de estas naves,… de esta ciudad que los vio partir y regresar casi tres años después en unas condiciones que superan el límite humano Llevo trece años contando desde éste púlpito las bondades de esta hazaña única e inigualable. Llevamos en el Círculo mucho más de trece años tratando de divulgarla y colocar a nuestra ciudad en la historia y con el protagonismo que se merece. Sinceramente creemos que se ha avanzado mucho, pero también nos deja la sensación agridulce de que podría haberse hecho mejor. Somos humildes y hemos llegado donde nuestros brazos nos han permitido, pero eso si, donde hemos estado hemos disfrutado contando la hermosa historia que hoy celebra su quinientos cumpleaños. ¡Somos ambiciosos cuando se trata de nuestro pueblo! Hoy, aquí, se termina ese recorrido que un día iniciamos en el Círculo. No sabemos si podríamos haberlo hecho de otra manera, con otros medios, por otras vías,… pero desde luego siempre nos guió el sentido de la responsabilidad y el enriquecimiento de nuestra ciudad que tanto tiene que contarle al mundo y que a veces parece estar muda. Por último, quisiera manifestar mi consideración y agradecimiento a los premiados, a todas las autoridades civiles y militares y a todos los presentes aquí hoy. A todos aquellos que durante todos estos años y sin pedir nada a cambio, colaboraron y se ilusionaron con la idea. A aquellos que nos ofrecieron siempre su generoso esfuerzo o simplemente el apoyo de un hombro donde descansar, y como no, a mis compañeros de la junta directiva y a todos nuestros asociados, de los que me siento profundamente agradecido. Muchas gracias. Buenas tardes y hasta siempre.

 

 


CÍRCULO DE ARTESANOS - C/ San Juan, 11 - 1ª planta | 11540 · Sanlúcar de Barrameda