Excelentísimo Sr. Embajador de Cabo Verde, Sra. Presidenta de la Fundación Medina Sidonia, Ilmo. Señor Alcalde y miembros de la corporación municipal, autoridades civiles y militares, representantes del Rotary International, de las instituciones y asociaciones culturales sanluqueñas, socios y amigos del Círculo, ciudadanos:

Bienvenidos a la quinta edición de los “Premios Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano a la Cultura y la Historia”

Pues sí, ya son cinco años, un lustro, intentando poner a Sanlúcar en el universo de la 1ª Circunnavegación.

Por aquí ya han pasado alcaldes españoles y portugueses, embajadores de diferentes países o los “hombres de la mar”. Hemos tenido, con esta edición, a representantes de los cuatro continentes, por tanto, la dimensión mundial se ha conseguido.

Desde aquí, se ha hablado en varios idiomas. Desde aquí le hemos dado la vuelta al mundo y hemos conocido aspectos esenciales de la cultura de quienes nos han visitado. Desde aquí lanzamos a todos los rincones del globo nuestro llamamiento para continuar entre todos, con la difusión y la exaltación de los hechos que conmemoramos, los cuales no tienen parangón con ninguno otro de la historia del hombre.

No ha sido fácil llegar hasta aquí, y si así ha sido, es porque hemos contado con el inestimable apoyo de nuestro Ayuntamiento, de la Comisión asesora de la 1ª Vuelta al Mundo, de la Iglesia y de un gran número de instituciones y asociaciones sanluqueñas y de sanluqueños ilusionados y animosos, que prefiero no nombrar por temor a olvidarme de alguno, pero que desde aquí, como cada edición, les reitero nuestro agradecimiento.

En esta edición, tengo que reconocer que quedamos algo en evidencia, si, porque a veces estamos tan cerca y,.. tan lejos . Tan próximos y tan distantes a la vez. A veces es tan obvio que no somos capaces de verlo. Sobre esta cuestión se han escrito libros y libros, poemas, canciones,… y hasta unas sevillanas, quiero recordar.

Pues si, efectivamente, llevamos cinco ediciones de estos Premios y por lo tanto tengo que admitir que hemos tardado cinco años en reconocer de esta manera pública, a la Fundación que hoy nos acompaña. Pero sí quiero puntualizar en nuestro favor y en el suyo, que desde que iniciamos estos Premios han estado colaborando con nosotros hombro con hombro y atendiendo con la elegancia que les distingue, a cuantas autoridades y galardonados han ido pasando por nuestra ciudad en estos cinco años.

La Fundación Casa Medina Sidonia tiene como objeto preservar, difundir y promover el patrimonio histórico y artístico que en él se encuentra, sirviendo como instrumento de investigación y conocimiento. Con estos fines, doña Isabel Álvarez de Toledo, XXI Duquesa de Medina Sidonia, solicitó, para garantizar su futura conservación en 1978, la declaración de Bien de Interés Cultural, al palacio de los Guzmanes. En 1991, el palacio junto a sus colecciones artísticas y todo el patrimonio documental que en él se alberga, se convirtió por expreso deseo de su fundadora, en un centro difusor de la cultura, naciendo así la Fundación Casa Medina Sidonia. Pero además, con ello, dejaba su patrimonio y su trabajo a todos los sanluqueños,… y a todo el universo.

Hoy no venimos a hablarles de las bondades del Palacio, que son muchas e importantes para la historia del mundo, hoy nos vamos a quedar más bien, si ustedes me lo permiten, en lo que representa esta Fundación y su Archivo para todos los sanluqueños y también en aquello que Grahan Greene llamaría “el factor humano”.

Miren ustedes, yo tuve la suerte de criarme y pasar mi infancia hasta casi los 19 años en la calle Luis de Eguilaz, aquí mismo como supongo ya conocen. Y recuerdo de pequeño jugar por el porche de la Iglesia Mayor, por toda la Plaza Arriba y desde luego por las inmediaciones del Palacio Ducal.

Para nosotros, los más pequeños, la imagen de la Duquesa Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, que efectivamente, yo ese nombre tan largo desconocía, porque nosotros por aquellos tiempos la llamábamos “la duquesita”; era la de una señora extraña, enjuta, probablemente con cierta “mala leche”, o al menos eso era lo que a los ojos de un niño parecía, y sobre todo, con un cierto halo de misterio que la cubría.

A todos los niños nos imponía y nos asustaba su imagen, porque además había muchas leyendas sobre sus actuaciones y sus actos. ¡Seguro que más de uno de los presentes podría contar alguno de ellos!

Luego me fui haciendo mayor, un jovencito y ya universitario, y fue entonces cuando empecé a conocer a la “la duquesa Roja”. Aparecía en prensa por sus expresiones, publicaciones o actuaciones un tanto fuera de la ortodoxia aristocrática de la época.

Pero empecé a darme cuenta que estas actuaciones y acciones por las que se la quería criminalizar eran por expresarse en contra de la política de una dictadura que se instaló en España por muchos años. Así se convirtió en una luchadora antifranquista, defensora de campesinos y obreros, que le llevarían a pasar ocho meses en la cárcel de Alcalá de Henares. Donaba o cedía terrenos para viviendas para los más necesitados. Ayudó a jóvenes en su educación, en su formación,.. así que vine a concluir que probablemente su “conflicto” con la sociedad no era otro que su comportamiento, que probablemente, no era el esperado o el deseado de una Duquesa por parte de la Aristocracia y de las autoridades gobernantes.

A la Duquesa Roja nunca le asustó la pelea.

Gracias a varias amnistías, tras la muerte de Franco, regresó del exilio y encontró su pasión: el archivo histórico de Medina Sidonia, arrumbado en un guardamuebles de Madrid. Ella lo trasladó al palacio de los Guzmanes, lo catalogó y se convirtió en su guardiana. En una entrevista publicada en la Vanguardia en julio de 2001 se autodefine así:

"Tengo 64 años. Nací en Estoril (Portugal), en el exilio. Soy novelista e historiadora. Me llaman "la Duquesa Roja". Estoy divorciada. Tengo tres hijos,… Vivo con el archivo privado más importante de Europa, el de Medina Sidonia, aquí en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). En política, ética. Ojalá exista Dios."

Y sigue:

-Aquí, en el palacio de Medina Sidonia, ha vivido mi familia desde siempre. Y aquí se ha ido formando el archivo. ¿Quiere verlo?

Le pregunta al periodista, que responde:

-Me encantará.

-¿Lo ve? Todo clasificado, ordenado... Esto es un lujo: si me apetece estudiar un documento del siglo XV hasta las tantas de la madrugada, nada me lo impide.. ¡Así deberíamos poder estudiar todos los archivos!

-¡Qué maravilla! ¿Qué documento es el más antiguo aquí?

-Uno de 1.128: una concesión del rey Alfonso a Santa María de Carracedo.

-¿Desde cuándo está todo esto aquí?

-La casa es del siglo XII y mi antepasado Guzmán el Bueno se instaló aquí en 1.297.

-¿El que dio el puñal a los moros para que mataran a su hijo antes que rendir la plaza?

-Es mi antepasado directo y eso pasó aquí. Era musulmán convertido al cristianismo.

-¿De verdad? No sabía eso...

-¡Porque su biografía fue maquillada luego por la familia! Pero hay un documento de 1.288 que nos dice que nació "allen mar".

Desde 1962 y por expreso deseo de doña Isabel, el Archivo se encuentra ubicado y abierto a la investigación. Tiene una extensión de 0,74 km de estantería y unos fondos organizados en 6.317 legajos. Por su volumen, estado de conservación e importancia de los documentos conservados, lo convierten en el archivo más importante de Europa y en uno de los mejores del mundo.

He recogido aquí algunas de las reflexiones de la Duquesa, que forman parte de su ideario y que me gustaría compartir hoy con todos ustedes:

“La ambición de poder y de consumo destruye el sentido común, impide aplicar la lógica y fomenta la estupidez criminal. Su antídoto es la cultura.”

“Conservarlo (se refiere al Archivo) para mí, hubiese carecido de sentido. Supe desde que lo heredé, que me daría bastantes más disgustos que satisfacciones. Pero me compensa la idea de que servirá a los demás, como centro difusor de esa cultura, que nos enseña a no ser engañados ni engañar; a perder el miedo a la verdad, en el pasado y el presente. La Fundación Casa de Medina se creó por un sueño: que un día el comportamiento ético se haga ley, libremente asumida. Ya sé que seremos pocos, aunque más de los que algunos desean. Sinceramente, creo que a la humanidad, si pretende sobrevivir, no le queda otro camino.”

Díganme pues, ahora, si no teníamos elementos suficientes como para haberles hecho antes, mucho antes, nuestro reconocimiento público, nuestro agradecimiento público, el del Círculo en nombre de todos los ciudadanos de Sanlúcar y en el nombre de todas las entidades culturales tan ricas, tan activas y diversas con las que contamos en nuestra ciudad.

Pero sigamos.

Antonio Lombardo en la crónica del viaje nos cuenta:

“Navegamos después al mistral, sin repostar los víveres durante dos infinitos meses. En ese plazo murieron veintiún hombres. Cuando echábamos el cadáver al mar, los cristianos se sumergían siempre con el rostro arriba; los indios, con el rostro hacia abajo. Si Dios no nos enviaba buen tiempo, íbamos todos a morir de hambre.

Carecíamos completamente de víveres. Por fin, a impulsos de irresistible necesidad, el miércoles 9 de julio descubrimos las Islas de Cabo Verde, y anclamos en la que llaman Santiago, y en seguida largamos la falúa a tierra, para avituallar”.

La última etapa del viaje, que ha pasado a ser el primer hecho de globalización del mundo, estuvo cargada de situaciones interesantes, curiosas e incluso propias de una obra de aventuras para ser llevada al cine, y los protagonistas fueron los pocos marineros que ya quedaban a bordo de una maltrecha Nao Victoria, que llegaba a la Isla de Santiago de la actual República de Cabo Verde.

Para los portugueses estas islas, entre África, América y Europa, eran de un interés estratégico extraordinario, solo comparables con las Islas Canarias, para los españoles.

Efectivamente, cuando los portugueses colonizaron el archipiélago, en el siglo XV, las islas hacían justicia a ese nombre: se hallaban cubiertas por una densa vegetación tropical, que contrastaba con sus rocas volcánicas negras y el mar azul.

Las influencias por la situación geográfica privilegiada las podemos observar en su cultura, especialmente en su música: La morna, un género de música relacionado con el fado portugués, la modinha brasileña, el tango argentino y el lamento angoleño. Este género musical tiene como espina dorsal la «sodade». Tradicionalmente tocada con instrumentos acústicos, la morna trata de reflejar la realidad insular del pueblo de Cabo Verde, el romanticismo de sus cantantes y músicos y el amor por la tierra que se ha de abandonar pero queriendo quedarse.

Durante los últimos años este tipo musical ha sido inmortalizado por célebres cantantes. Cesária Évora (fallecida en 2011) concretamente fue una cantante caboverdiana conocida con el sobrenombre de «la reina de la morna». También era conocida como «la diva de los pies descalzos».

Cabo Verde también cuenta con una muy rica literatura, en la cual destacan los fundadores de la revista Claridade —Baltasar Lopes da Silva, Manuel Lopes y Jorge Barbosa—.

Pero Cabo Verde conecta con España de muchas maneras. No sé si saben los presentes que existe una importantísima colonia de caboverdianos en el norte de España, concretamente en Villablino, León, con el que me une una especial conexión, pues durante años he podido dirigir allí unos cursos de verano y con su alcaldesa con la que guardo una relación personal que perdura ya más de una década. Así que tuve la oportunidad de conocer que fue a finales de los años 60, cuando la empresa motriz carbonera del valle de Laciana introdujo un nuevo cambio en la sociedad lacianiega, al optar por la contratación de trabajadores portugueses, para solucionar con urgencia la necesidad de incrementar su plantilla. Esta táctica culminó en 1975, con la contratación de trabajadores procedentes de Cabo Verde. Casi 200 caboverdianos hicieron lo posible por traer a sus familiares a la zona, hasta formar una comunidad superior al medio millar de africanos que actualmente forman parte de la peculiar idiosincrasia lacianiega, llegando a ser un ejemplo de convivencia entre diferentes culturas. Pero retomemos la historia. Como decíamos, Elcano y los pocos que quedaban ya, se encontraban en territorio “hostil” porque por entonces las islas pertenecían a Portugal y ya sabemos de la rivalidad marítima con España, por tanto, tenían que planificar que debían decir si les preguntaban por su procedencia y mercancías.

Se ven obligados a mentir a los portugueses diciendo que vienen averiados y que proceden de América, no de la especiería, porque ello les hubiera delatado.

También aquí, se produce uno de los descubrimientos y consecuencia más importante del viaje porque constatan que han ganado un día en su recorrido, dice Pigafetta:

“Reiteramos a los de la falúa que, una vez en tierra, preguntaran en qué día estábamos; dijéronles los portugueses que jueves para ellos, y se maravillaron mucho, pues para nuestras cuentas era miércoles sólo y no podían hacerse a la idea de que hubiésemos errado. Yo mismo había escrito cada día sin interrupción, por no haberme faltado la salud. Pero, como después nos fue advertido, no hubo error, sino que, habiendo efectuado el viaje todo rumbo a occidente, y regresando al lugar de partida (como hace el sol, con exactitud), nos llevaba el sol veinticuatro horas de adelanto, como claramente se ve”.

Durante unos días bajaban a tierra con la chalupa y se abastecían, se atendían a enfermos, se arreglaban destrozos de la travesía... pero todos andaban preocupados por ver que les descubrieran y efectivamente, el cronista nos cuenta:

“Volvió la chalupa a tierra para cargarla por tercera vez, y como tardaba, nos dimos cuenta que la retenían, sospechando por las maniobras de algunas carabelas que intentaban apresar también al navío, y decidimos hacernos a la vela inmediatamente.

Ya en España, supimos que se apoderaron de la chalupa porque uno de los marineros descubrió nuestro secreto, al decir a los portugueses que el capitán general había muerto y que nuestro navío era el único de la escuadra de Magallanes que volvía a Europa”.

Aunque a mí me gusta más la otra versión, la que cuentan otras fuentes que explican que los portugueses se dieron cuenta del engaño porque los españoles pagaron algunas mercancías con especias que solo podían proceder de lugares bajo el dominio de Portugal.

Hoy hemos oído la lectura de la carta que Juan Sebastián Elcano envía el día 6 de septiembre desde Sanlúcar al Emperador Carlos, y que entre otras cosas le pide por la vida de los marineros que han quedado retenidos allí por los portugueses, en total trece.

Todo lo expuesto nos enorgullece y nos asombra. Nos asombra la voluntad del hombre, la historia vivida, los hechos narrados. Nos asombra … ¡el hombre!

Por todo ello, no hay excusas, sino ilusión, pasión y dedicación y así Sanlúcar, los sanluqueños, sus asociaciones y por supuesto el Círculo y nuestro Ayuntamiento tenemos que seguir con la ruta marcada desde hace ya más de 8 años. Pero para que todo ello sea realmente de un alcance universal, excepcional y único, necesitamos, ya, ahora, desde este instante, hacer una apuesta definitiva y final, que trascienda de manera clara y ambiciosa los límites de nuestro pueblo.

Gracias muy sinceras a todo nuestro pueblo, a todos los pueblos como los que hoy estáis aquí, ya que sin todos y cada uno de ellos no hubiéramos hecho grande la historia de nuestro reino.

¡Buenas noches y buena suerte!

Sanlúcar 6 de septiembre de 2.014

Señora Doña Jolinda, Embajadora

Señora Doña Liliane Dahlmann, Presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia

Señor Don Juan Marín, Concejal de Fomento y de Deportes del Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda

Señor Don Enrique Román, Presidente del Círculo de Artesanos de Sanlúcar de Barrameda

Amigos todos

En nombre del equipo del trabajo de Círculo de Artesanos de Sanlúcar de Barrameda para la celebración del V Centenario de la primera circunnavegación, permítanme unas breves palabras para expresarles la más cálida y cariñosa acogida.

Nos hallamos en esta orilla del río Guadalquivir en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, población secular donde las haya, que ha tenido a bien adoptar una actitud de brazos abiertos para con quien la ha visitado procedente de cualquier lugar, y en todo tiempo.

Vuelve a ser 6 de septiembre, y hoy hace 492 años que arribaron a éste puerto, a bordo de la nave Victoria, dieciocho hombres con aspecto cadavérico que para bajar a tierra no podían utilizar la chalupa del barco dado que esta se había quedado en la isla de Santiago de Cabo Verde. Eran los restos de la poderosa Armada que tres años atrás había partido del mismo lugar al mando de Magallanes, con cinco naos y 275 tripulantes. Hacía más de siete meses desde que la nao Victoria zarpara de Tidore, que fue en definitiva la que tardó en dar media vuelta del mundo.

Aquel 6 de septiembre, decimos que fue completada una de las más grandes gestas de la historia náutica. Juan Sebastián Elcano y los suyos habían concluido la primera circunnavegación de la tierra en dirección este-oeste para lo que tuvieron que recorrer 14.460 leguas, algo más de 80.000 kilómetros.

Y para eso, el 9 de julio del año que nos ocupa, 1522, la nao Victoria que desde unos días antes de doblar el Cabo de Buena Esperanza, lo que ocurrió a principios de mayo, no había tocado tierra, se apresta a fondear en el puerto de Río Grande de la isla de Santiago en al archipiélago de Cabo Verde. Los tripulantes están exhaustos, y sabedores del peligro que encierra la parada, inventan la historia de su procedencia desde el oeste, con el fin de ocultar el verdadero derrotero con origen en mares pertenecientes a la Corona de Portugal. Por dos veces envían la falúa de abordo a tierra, siendo tratados con gran generosidad por los locales y consiguiendo de esta manera el agua, arroz y otros víveres absolutamente imprescindibles para poder continuar viaje.

Pero a la tercera tentativa de obtener más alimentos y algunos hombres que ayudaran en las labores de achique, son descubiertos al tratar de pagar con parte de las especias que llevaban a bordo y detenidos los doce hombres que habían desembarcado.

Es fácil concluir que la aportación de Cabo Verde fue doblemente favorable, por un lado el aprovisionamiento, y por otro la disminución de la tripulación que hizo factible la manutención del resto de ocupantes de la nave, 20 contando los dos malayos que acompañaban a los originarios de la expedición, que huyeron a marchas forzadas el 15 de julio, ó sea seis días después de su llegada a la isla de Santiago.

En años anteriores afirmé, y déjenme que hoy reitere lo siguiente:

Sanlúcar, principio y fin del mundo de aquella extraordinaria epopeya que permitió la primera visión global del astro que habitamos, está articulado en torno a la gesta de Magallanes y Elcano un ejercicio global de reflexión.

La conmemoración de aquel trascendente capítulo de nuestro acontecer se no presenta como una excepcional ocasión para mejor indagar y entender nuestro pasado, y así poder abrir el camino que hemos de emprender hacia el futuro.

Preside desde el Círculo la idea de que, estas iniciativas de rasgo integrador y abiertas se deben organizar con un carácter de humilde aportación, donde caben otras, con el convencimiento de que todas, habrán de servir de complemento y de apoyo en el impulso y la articulación de las acciones, actos y actividades programadas por las Instituciones y Organismos Competentes, y en lugar destacado situarse el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda como “casa de todos” que es.

Y la historia, la historia de Sanlúcar de Barrameda, se funde con la de la Casa de Medina Sidonia. Solamente haré mención a los dos extremos de su acontecer. En 1264 la ciudad de Sanlúcar de Barrameda queda incorporada a la Corona de Castilla. Tres décadas más tarde, la propia corona cede las tierras Sanluqueñas a la Casa de Guzmán, concediendo el señorío de las mismas a don Alonso Pérez de Guzmán “El Bueno”, denominado así por la gesta de Tarifa.

Ante la relativa incapacidad de la Corona de defender estas tierras y costas, la casa nobiliaria se encarga de garantizar con solvencia el fracaso de las frecuentes incursiones en forma de asaltos y razzias, erigiéndose en auténtica salvaguardia de los habitantes de la ciudad.

Desde el final del siglo XIII hasta nuestros días, la aportación de la Casa es grandiosa, siete siglos de constante y continua protección. Y tiene como extraordinario colofón, la constitución de la Fundación Casa de Medina Sidonia por la XXI Duquesa, la añorada Isabel Álvarez de Toledo y Maura, como institución preservadora del ingente trabajo desarrollado para la conformación del archivo privado más importante del mundo.

Para celebrar la gesta y premiar por su aportación a la misma, al pueblo de Cabo Verde y a la Fundación Casa de Medina Sidonia, estamos aquí congregados.

Liliane, insigne y magnífica señora, gracias, muchas gracias por tu labor en beneficio de todos.

Excelentísimos señores embajador y embajadora, benvindos.

En Sanlúcar de Barrameda, a 6 de septiembre de 2014.